Entrevista

Domingo 28 de octubre de 2007
Por Marcos Moraga L. / La Nación

El artista Marcelo Gamonal ofrece su espíritu por un millón de pesos

Los pesos del alma

Con todas las de la ley, ofrece ese pedazo de su existencia por mail. Y aunque arrastra conatos con grupos cristianos, ahora quiere centrarse en lo económico. Quien la compre será el verdadero artista. Desde Sergio Lagos a Charly García deberían interesarse, quienes, según dice, “venden la suya todos los días”. Apúrese, antes que el diablo meta la cola.
Bart Simpson lo hizo. Vendió su alma, pero el pajarón de Milhouse la cambió por figuritas de Alf. Y a Fausto, claro, a quien le fue un poco mejor. Pero a Marcelo Gamonal, fotógrafo y artista, le da igual. Ni el Fausto ni el niño amarillo entran en las referencias de su nueva acción de arte, y los antecedentes históricos, en su caso, son peligrosos porque determinan mucho la obra que se ofrece. El caso es que el alma de Gamonal está desde ahora a la venta, los interesados deben escribir al correo gusanodeparron@gmail.com, y tras convenir los términos, ambos irán a notaría, estamparán sus firmas y Gamonal se irá desalmado y con plata. Porque la venta, sinceramente, es por plata.
Con una carbonada humeando en la mesa, Gamonal y Antonio Becerro almorzaban y discutían sobre arte, que para el caso de Gamonal es discutir sobre carencia. "Estoy sin pega y estoy cagado... ¿y si vendo mi alma?", le crujió. "Si te la compro me tacharían de diablo", respondió Becerro. "No. Porque vender el alma como objeto de arte no va en relación a una creencia. Lo hago como grito social sobre en qué parada estás. Yo me doy cuenta que estoy cagado, pero trato de no pasar una barra ética y moral ahí vendería mi alma en mala . La venta del alma ocurre todo los días, en la calle, pero no se dan cuenta".
Gamonal arrastra un romance con los cristianos fervorosos. El encontrón más famoso ocurrió en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, cuando intentó montar su obra "Hijo de perro" para Semana Santa del año pasado: fotografías de un viejo con zunga fluorescente en la cruz, una María medio en pelota y un perro embalsamado que la acompañaba en la cama. "Ahora me interesa el debate económico. Si surge un debate cristiano como al que estoy acostumbrado, no me interesa", dice.

Me hacen llegar al cielo

"Si no tenemos alma, huevón", asevera Gamonal. Según él, cuando su alma esté encuadrada en alguna casa "o quemada o revendida o lo que sea que hagan" va a seguir caminando y siendo el mismo pájaro. Lo suyo se trata de "vender el alma en buena", según describe, pues con la plata financiará sus próximos trabajos. En agenda tiene "La última cena de Gamonal", donde pondrá en escena su funeral, parodiando la pintura de Leonardo da Vinci. Después viene "El velorio del espermatozoide", con un ataúd de vidrio a tamaño real, un espermatozoide de goma y el semen del autor. Gamonal, sin empleo, ya trabajó en la construcción, pegando afiches publicitarios y se fue al sur a los aserraderos. No funcionó, así que ahora, con la venta del alma, pretende financiar sus ideas.
Pero el verdadero artista, advierte, es quien comprará el alma: "¿Por qué lo hace?, ¿para tenerla colgada como un cuadradito?, ¿para devolvérsela a la Iglesia?, ¿te imaginas si aparece un cura, el Medina o todos estos huevones, para protegerme o salvarme? Que me traigan un anillo de oro, porque eso te acerca a Dios, y a mí me gustaría acercarme a Dios".
Compradores, dice, no faltarán. La ministra de Cultura, según Gamonal, ya no tiene alma ("no da la cara representando a los artistas periféricos, y desde que agarró la huevá no ha pasado nada con el Fondart") ni Sergio Lagos ("la anda vendiendo día a día en la tele"), tampoco Charly García ("la vende sin necesidad y termina siendo un parásito"), menos el ministro de Hacienda ("hablando de millones, y a nosotros no nos cae ni luca").
Ya sabe entonces. Un millón. Y conversable.LCD